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Mostrando entradas de 2011

El beso que no te dí.

La mañana sorprendió a la luna rebuscando entre las azoteas la silueta de esa marea que porfiaba con la dulzura. A lo lejos se le intuía impacientándose por dentro pues, apenas le quedaba tiempo al desvelarse un nuevo día. Los vientos que la envolvían con las nubes se conjugaron y el reflejo de su grandeza le mostraron a eso del mediodía. Al resignarse a su suerte solo pudo enarcar las cejas y asumir la condena añeja de no poder ir a verte. En un rincón de tu capilla depositó entre lágrimas de alegría el beso que siempre te prometía al separarse de ese rincón de Sevilla. Pero un niño que por allí correteaba se encaprichó de ese presente esfumándose ese regalo, de repente pues en sus manos se desgranaba. Sin darse cuenta de lo que hizo siguió jugueteando por Triana sin saber que una promesa expiraba y la luna -en silencio-, se deshizo. Al acercarme a prender mi plegaria en el talle de tu cintura, envidié la inocencia de esa criatura que ante tus plantas no temblaba. Pues asistí como por

No tardes.

Antes de que la luz de tu sonrisa vuelva a iluminar la faz de nuestra tierra, déjame que me acerque hasta tu pequeño pesebre y desnude mis palabras envolviéndolas entre lagrimas. A los pies de tu pesebre encontrarás este grito susurrado para que lo escuches con calma, y tu decidas que hacer. Antes de irme he visto como a estas horas todos se están afanando para que se vuelva a producir el milagro de tenerte entre nosotros. Entre las telarañas he podido ver la felicidad que tu padre se guarda entre silencios de incertidumbre y serrín; he visto cómo una mula y un buey se remendaban para darte calor cuando sueltes los primeros suspiros; a lo lejos he visto cómo suenan una panderetas con ritmo de festejos, y entre los cristales sucios he visto cómo tu Madre se acerca a otear el futuro que te espera, y al mirarlo, se calla la pena y su mirada tiembla cuando siente como van a arrancarle la piel a tiras cuando te toque redimir los pecados de un Hombre que aun no conoces. Entre los resquicios

Si tu dejaras

Si tu dejaras la ventana entreabierta escalaría por ella para escuchar tus suspiros, desnudaría mi silencio al pie de tu casapuerta y a mi corazón le daríamos un respiro. Si tu dejaras que oteara tu horizonte hallarías en él la razón de mis desvelos, pues mis huellas persiguen la luz de tu norte y mis sombras orillean tus anhelos. Si tu dejaras que mi piel respirase por tu piel las quimeras se alimentarían sólo de tí, mis labios saciarían a media noche su sed y daría motivos a la vida para volver a reír. Si tu dejaras los recuerdos anclados a sonrisas emanarían de tus besos los sabores, al mediodía navegaríamos entre caricias y por mis brazos se escaparían los temores. Si tu dejaras que la locura rompiera la pasión que encierra tu cintura, envenenaría mi alma si pudiera y con mis manos me ataría a la luna. Si tu dejaras al borde de los sueños los deseos con que perfumas mis sábanas, rebuscaría esa fragancia por el Universo pagando, con mi sangre, en las aduanas. Si tu dejaras de respir

A veces...

A veces necesito estar a solas para compartir con mi soledad la ausencia de tus besos. A veces busco en los silencios de mis sábanas la silueta que tu recuerdo garabateó sobre ellas. A veces intento imaginarme un mundo sin ti, pero sin ti mi mundo carecería de sentido. A veces, cuando Morfeo me vence, oigo el susurro de tu voz marcar el sendero de mis sueños. A veces dejo que el viento zarandee mi pecho, juegue con mi pelo, me lleve a donde él quiera llevarme, dejándole tiempo para que de esa forma rebusque entre las costuras de mis sombras el suave tiroteo de tu mirada. A veces, cuando me asomo al lienzo de mis días, la vida pinta nubes negras, volviendo a desatarse gotas de desconfianza, de tristeza, de impotencia, de desazón, de ira, de angustia… pero es entonces cuando veo tu sonrisa abrirse sobre mí como un paraguas protegiéndome de todas ellas. A veces siento que el único lugar del mundo donde puedo refugiarme para tomar aire es el momento qu

La espera llega a su fin.

Hace un par de meses mi madre nos confesó que le gustaría despedirse en persona de Nuestra Madre y Señora del Traspaso antes de que se la llevaran de nuevo para que pudieran afrontar la segunda parte de su restauración. Tenía algunas cosas que contarle. Una vez elegido el día y aparcado el coche, nos dirigimos hacia la capilla y esa tarde noté que su andar presentaba un ritmo mas animado y risueño que el de costumbre, y pensé –equivocadamente-, que tendría prisas por ir a verla y volver temprano a la rutina de su casa. Al llegar a la puerta de la capilla, fue la primera en darse cuenta de que nuestra Virgen no aguardaba su marcha en el altar principal, y sin que nadie le dijera nada intuyó que el lugar que ocuparía en esos momentos sería uno alejado de focos y de miradas curiosas. Una vez que se acercó hasta donde la Virgen reinaba, se topó de frente con una Madre despojada de alhajas, carente de corona o bordados y desprovista de maravillosas sayas, volviendo a desc

Se desangra.

Lo llamé todo el fin de semana, pero no logré hablar con él. Desmoralizado tras la última llamada no respondida, decidí que me acercaría hasta su casa el lunes, aunque tuviese que desviarme de mi camino. A esas alturas eso era lo que menos me importaba. Solo quería saber cómo estaba, cómo se encontraba, cómo respiraba aquel corazón que dejé palpitando con dificultad sobre la baranda de su balcón, cuando el atardecer coqueteaba con las gaviotas, antes de marcharse a descansar. Después de pulsar repetidas veces el telefonillo, al fin me contestó. Por un momento dudé si esa voz que había escuchado era la de él, pero conocía bastante bien la coletilla con la que siempre saludaba. Una vez en el portal y mientras esperaba al ascensor, seguía pensando en esa voz que había escuchado segundos antes. Sabía que era la de él, sí, pero estaba rajada, descosida, alguien había agrietado esas cuerdas vocales con cuchillas afiladas de dolor y desamparo. No tuve necesidad de ver al dueño de esa voz p

POR CALLE JUSTICIA

VEO PASAR TU SUFRIMIENTO ACOMPASADO EN UNA PLAZA CUYAS PALMERAS SE AHOGAN PUES ELLAS SABEN, MEJOR QUE NADIE, QUE EN UNAS HORAS SERÁ TU CUERPO INERTE EL TRASLADADO. TE ACERCAS AL BORDE DE MI MEMORIA Y SIENTO TU ESCARNIO GALOPAR SOBRE MI PECHO; ¿QUIÉN PUDIERA, A ESTAS ALTURAS, DETENER EL TIEMPO Y EVITAR ASÍ EL DESTINO DE NUESTRA HISTORIA? PERO AMPARÁNDOME EN QUE SÓLO SOY LO QUE SOY DE BRAZOS ME CRUZO CUANDO TÚ CRUZAS LA CALLE , COMO TANTA VECES HAGO, PUES A DIA DE HOY, SIGO SIENDO EL MISMO COBARDE, QUE SE PIERDE EN LOS DETALLES. Y ASÍ TE VEO CAMINAR, RESIGNADO ASUMIENDO UN FINAL QUE A OTROS, APRISIONAN. CONTROLANDO LA ESPERA , CALMADO SABEDOR QUE PRONTO PASARÁ TU HORA. UNA HORA EN LA QUE TODO SE HABRÁ CONSUMADO VOLVIENDO A RELUCIR LA SINRAZON DEL HOMBRE PUES EL MISMO QUE ACLAMÓ AL MESIAS ESPERADO HOY PREPARA SU MUERTE, RODEÁNDOLA DE REPROCHES. LOS MISMOS QUE ENTONAMOS Y SACAMOS A RELUCIR CUANDO NUESTROS RUEGOS

AL DESPRENDERSE DE SU ENVOLTURA...

Levantaremos murallas con almenas que sonrían, sonreiremos cuando sus pies se bañen en dulzura, enjuagaremos nuestras pieles con perfumes de ternura, brindaremos con ella cuando nos visite al mediodía. Vestiremos con encajes de fiesta a la tristeza, le daremos la mañana libre al desahogo, ajustaremos la alegría, hasta que consigamos el tono; colgaremos guirnaldas a la luna ampliando su grandeza. Saldremos a la calle con coloretes en la cara, venceremos al sueño paseando entre recuerdos, confiaremos nuestra suerte para que la propaguen los vientos, no permitiremos que el cansancio gane la batalla. Danzaremos alrededor de hogueras primaverales, nos tomaremos de su cintura al resurgir la pereza, acariciaremos palabras que denoten su belleza, suspiraremos al recordar aquellos encuentros pasionales. Y cuando el Sol, reconcomido de celos, nos pregunte el por qué de tanta fiesta, señalaremos a nuestro corazón latiendo po

TE ENCONTRÉ

Una tarde de invierno, arropado entre pliegues de desconfianzas y de apatía, me asomé al balcón del miedo a escribir, y allí la encontré, dormidita al arrullo de los recuerdos. Desde ese día, sé que está ahí, la siento cerquita de mi corazón; su sonrisa me tiende la mano, su alegría me anima a luchar por mi sueño, su aliento me alienta en cada verso, en cada rima, en cada letra. Es mi pequeña, un tesoro que tengo que cuidar, por eso la quiero tanto. PRESENTO MI VOZ A MEDIA NOCHE INCLINO MI CABEZA ANTE SU SOMBRA PREGUNTO, SUGERENTE Y SIN REPROCHES SONRÍO ANTE SILENCIOS QUE LA ASOMBRAN. PRETENDO CONOCERTE, SUPERAR LA DISTANCIA COMPARTIR TUS MIEDOS, TU VIDA, TUS ANSIAS; CONFÍA EN ESTE ESCRIBA DE LA PALABRA ELLAS DESNUDARÁN LOS SECRETOS DE MI ALMA. EXPONGO EN CADA GESTO LO QUE SOY SUEÑO QUE PIERDES EN MÍ, TU MIRADA ME CONFORMO CON QUE SONRÍAS HOY DEMOSTRARÉ QUE NO ESCONDO NADA. EL TIEMPO JUEGA A MI FAVOR EL DESTINO ELEVA SU IMPORTANCIA, SACUDES

Hoy es 24 de Mayo.

Rendido a tus plantas me ofreciste tu mano el tiempo que la niñez a uno lo vestía, despidiéndome con un beso al llegar el mediodía intuyendo que jamás me separaría de tu lado. En los muros del Oratorio fui creciendo me enseñaron a quererte un poquito cada día siendo aquel legado la mayor alegría cuya huella no puede borrarla ni siquiera el viento. Iba a verte cada mañana a tu capilla me acomodé en tu auxilio haciéndome un hombre mi corazón se desboca al pronunciar tu Nombre, germinó en mi interior la fragancia de tu semilla. Llevo por bandera el ser Salesiano es mi faro la estela de tu estrella la mas radiante, la mas sencilla, la mas bella, la que debería de guiarnos a todos los cristianos. Para aquellos que te pusieron en mi camino solo tengo palabras de agradecimiento pues sin darse cuenta reforzaron los cimientos, siendo Tu sonrisa el mejor de los destinos. Sabes que me ofrezco a Tí confiando mi cuerpo y mi alma compartié

CUANDO CUENTO COMO FUE

CUANDO NUESTRAS MANOS SE ROZARON, NUESTROS LABIOS SE BESARON, NUESTRAS PIELES SE MOSTRARON Y NUESTROS GEMIDOS SE ESCUCHARON. CUANDO NUESTRAS MIRADAS SE BUSCARON, NUESTROS MIEDOS SE ESCAPARON, NUESTRAS LENGUAS SE DESEARON Y NUESTRAS CARICIAS SE ENCONTRARON. CUANDO NUESTROS SUSPIROS SE AMARON, NUESTROS SECRETOS SE DESVELARON, NUESTROS PASADOS SE CICATRIZARON Y NUESTROS FUEGOS SE APAGARON. CUANDO NUESTRAS COSTURAS SE ENFRENTARON, NUESTROS SILENCIOS SE PRONUNCIARON, NUESTROS ESCALOFRÍOS SE ROBARON Y NUESTROS PERFILES SE EXTRAÑARON. CUANDO NUESTROS CAMINOS SE SEPARARON, LAS HUELLAS DE LA ILUSIÓN, AHOGAMOS Y ENTRE REPROCHES, DILAPIDAMOS LA FELICIDAD QUE TANTO RESPIRAMOS. CUANDO ES TU NOMBRE EL SUSURRADO, EL TIEMPO A TU LADO ES RECORDADO, Y AL SER TU RECUERDO EL EVOCADO, EN MIS LABIOS - UNA SONRISA-, SE HA DIBUJADO

Aquel Viejo Farol

Antes de salir de casa, con su túnica de Jesús abrigando su maltrecho cuerpo, apagará las luces de su dormitorio, se acercará a la mesa del salón donde días atrás colocó el pequeño dibujo que uno de sus nietos le hizo del Nazareno que duerme en Cristina, se lo acercará a sus labios y prenderá en Él un nuevo beso, sabiendo que éste ritual lo repetirá cada vez que baje a comprar el pan o se acerque a la parroquia del barrio, cuando quiera ponerse a bien con Dios. Eso, si las piernas no se le hinchan y por las ventanas escucha la sonrisa de nubes blancas que juguetean por los cielos. Al dejarlo de nuevo en su sitio, por unos instantes el tiempo se detendrá, y clavando su mirada en la mirada de Él, en la mirada de su “pequeñito”, -como a su madre le gustaba llamarlo-, y sin pronunciar palabra alguna de nuevo le pedirá, de nuevo le rogará, de nuevo le suplicará para que se acuerde de ella, para que no la tenga en el olvido, y esperará que las fuerzas no le abandonen esa noche y p

Ella no quiso esperar.

Llevo un par de noches en las que mi cuerpo no coge calor entre las sábanas. Noches en las que el frío se hace presente cuando lo siento recorrer esquivamente mi espalda. He pasado unas noches en las que mis ojos han titubeado cuando se disponían a despedir a la oscuridad de mi habitación, y el silencio es la respuesta que más se ha repetido cuando las preguntas han carecido de respuestas. Llevo un par de noches en los que los recuerdos de tu persona se amontonan en el dintel de la memoria, y poco a poco van desfilando por el salón de los evocos. Y cuando me topo con ellos cara a cara es cuando me acuerdo de tu forma de ser, de esa sonrisa eternamente dibujada en tus labios, de las veces que nos saludamos en cualquier lugar y hablamos de ella, demostrándome –y compartiendo conmigo-, ese cariño que siempre le profesaste a Nuestra Madre. Siempre supe que ese amor hacia Ella era sincero, por que las palabras que desprendías lo denotaban, y quizás por eso no has podido esperar y te has mar

EL ABRAZO DE AQUELLA LÁGRIMA

LA DESPEDIDA FUE LA SOÑADA ALLÍ MISMO ME VOLVISTES A DESARMAR BAJO SILENCIOS, ALZADOS EN MURALLAS QUE CON TERNURA ACEPTÉ ESCALAR. ENVOLVISTE MI CUELLO CON TUS BRAZOS ARROPASTE A UN ALMA QUE TE NECESITABA, UN ALMA QUE VAGABA POR LOS PASILLOS DEL TIEMPO BUSCANDO LA FRAGANCIA DE TU MIRADA. FUERON SEGUNDOS ETERNOS DONDE LOS SUSPIROS QUE BROTABAN SUSTITUYERON A LAS PALABRAS QUE CALLADO ME DEJABAN. MIS DEDOS SE ENTRELAZARON CON TU MELENA, LAS DUDAS SE AHOGARON EN LA NADA, BUSQUÉ REFUGIO EN TU ALIENTO SUSPIRANDO PARA QUE NO TE APARTARAS. -"¡CUÁNTO TE ECHO DE MENOS!" SENTÍ QUE TU CORAZÓN PRONUNCIABA CUANDO UNA LÁGRIMA VALIENTE SE ESCAPÓ, POSÁNDOSE EN AQUEL RINCÓN DE FORMA DISIMULADA. ¡AY!, SI ESE RINCÓN PUDIERA HABLAR SI PRESTÁNDOLE OIDOS LE ESCUCHARAN CONTARIA QUE ALLI FUIMOS AMANTES QUE TUS LABIOS ERAN MI MORADA. QUE TU LENGUA, CON LA MIA APASIONADAMENTE SE ENZARZABAN MIENTRAS MIS MANOS, INQUIETAS POR TUS PECHOS SE DESLIZABAN. PERO AQUEL ABRAZO LLEGÓ A SU FIN DE NUEVO HUBO ENTRE L

Logré vivir un sueño.

Hace poco volví a verla. Fue en su ultimo besamanos. Como siempre, una vez que estuve delante de Ella, me faltaron palabras, y me faltó tiempo, para contarle todo lo que me pasaba. Pero esta vez era diferente, por que tras muchos años persiguiendo un sueño, por fin pude fotografiarla. Cuando descargue las fotos, solo pude darle las gracias por tenerla tan cerquita de mí, cogí un folio, y le escribí esto. Las nubes pedían la venia a los ángeles del Cielo, para descender a la tierra y posarse ante sus medios. Ansiosas se engalanaban para disfrutar del encuentro, de ver a la Madre de Dios postrada en aquel templo. Las que volvían de allí grababan aquel recuerdo, sabiendo que aquella mirada por siempre estremecería sus cuerpos. Las que esperaban verla jugueteaban con el tiempo, correteando bajo el Arco consumidas por los nervios. Esperaban poder encontrar a la que un día abandonó el Reino cuando supo donde buscar al Hijo de sus adentros. Desde el día que se fue de allí las ventanas n