Tengo
algunos amigos que cada vez que empiezan una nueva etapa en su vida la inauguran
con un nuevo corte de pelo, se compran unos zapatos cómodos para seguir desgastando
el camino o hacen borrón y cuenta nueva embadurnando todo su alrededor con lágrimas
y clínex. Confiesan que es la única forma que tienen de limpiarse por dentro y por
fuera.
En mi caso, cada vez que
necesito hacer tabula rasa con algún
aspecto de mi vida suelo cambiar los muebles de sitio.
Después de diez años, sé
de sobra con cual me dolerá la espalda tras desplazarlo y dónde se localizan
los tornillos pasados y mohosos.
Es algo que además de
relajarme, de renovarme y de sosegarme, me permite girar la cabeza hacia atrás,
desprenderme de aquello que ya no suelo utilizar y rebuscar el reflejo de lo
que soy en los recodos de mis logros y mis fracasos: ahí es donde me doy cuenta
de hasta donde he sido capaz de llegar.
Es lo que algunos chinos denominan
el Feng-shui, un “ancestral sistema
que se basa en la existencia de un aliento vital cuyo flujo se ve modificado
por la forma y disposición del espacio, las orientaciones y los cambios
temporales.”
Por tanto ahí radica el
motivo para seguir rodeando mis latidos con el aliento de mis libros, esos compañeros
de viaje que, de manera callada, siempre han estado a mi lado, bordeando mis
días, velando mis noches, cogiendo polvo y humedad, y sin mostrarse nunca
esquivos a acogerme entre sus brazos a través de sus letras.
Quizás por eso me resista
tanto a sustituirlos por uno de esos e-books, por muchas prestaciones,
títulos y pantallas anti reflejantes que me puedan ofrecer, puesto que las
mudanzas durarían un suspiro.
Y ahora yo me pregunto:
¿cada vez que mi madre me recogía el cuarto también estaba haciendo Feng-shui?
Llamalo Feng Shui o como quiera, pero mudar los chismes de sitio es genial y hasta ilusionante ...saludos ...
ResponderEliminarHola, he llegado a tu blog a través de otros blogs amigos.
ResponderEliminarPasando por aquí decidí quedar como seguidora porque me gustó ya a simple vista. Empecé a leer esta entrada...sentí curiosidad de seguir leyéndote.
Me pondré al día leyendo lo anterior.
En cuanto a esta entrada decirte que somos muchos los que movemos los muebles u objetos de sitio cuando queremos dar un cambio a nuestra vida. Es como un nuevo latido o igual que respirar un aire renovado...el que entra de mañana por la ventana.
Si te animas te invito a que pases por mi blog dando un paseo virtual,(si no quedas muy cansada después del Feng Shui)y conociendo un poco más de mi, aficionada a la escritura...
http://literaturaavueltas.blogspot.com.es/
También puedes dejar tus comentarios y opiniones, serán bien recibidos.
Un saludo.
Rosa.