Ir al contenido principal

Apretar los dientes


                  La vida, ese regalo del que no somos merecedores, se acuesta a los pies de nuestra cama siendo muy injusta en las noches de luna llena.

Algunas veces se pasea por entre suspiros y abrazos dejando un aroma de impotencia y de rabia a su alrededor, y se jacta de ir marcando cicatrices que tardan en curarse.  

Una de ellas acaba de nacer sobre la piel de Teresa.

A sus veintipocos años cumple con el mandato de perseguir su sueño yendo a una universidad fría y desangelada para graduarse -algún día-, como una abogada que pueda defender a los demás, sin que nadie la defienda a ella.

Hace eso que los profesores tanto demandan en los alumnos de hincar los codos, desde bien temprano hasta bien tarde, saliendo de su cuarto solo para respirar y para almorzar. 

Por su sangre lleva la constancia, eso don que tanto le envidio y que hace que sus notas, año tras año, la hagan sentirse orgullosa de sí misma y de sus innumerables esfuerzos.  

Y como premio a toda esa labor de formación y de educación el Estado ha tenido a bien el otorgarle una beca de 60 míseros euros.

Si no lo han leído bien, se lo vuelvo a repetir: ha recibido 60 euros.

Estimado señor Wert, me gustaría que abriera los ojos de una puñetera vez y que dejara de mutilar las ilusiones de los que como esta estudiante no se gastan el dinero de su beca en el Zara o en el Bershka porque aprendió de pequeña que dos más dos pocas veces son cuatro.  

Hay gente que nace con estrella y a ti a mí, querida Teresa, solo nos queda luchar para que no nos pisoteen, rezar para que nuestro Dios nos escuche y hacer lo que tu abuela y mi madre tanto nos enseña cada día: apretar los dientes. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo me enamoré de ti..

           Permíteme que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre seduce una vez más a mis labios. Permíteme que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.   Permíteme que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan cuando tu voz le susurra a Cádiz que esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único universo. Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la esquina   de un pasodoble interminable, de esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se la da de artista.   Juan Carlos , cuando la vida se me tuerc

Se muere...

El centro de Jerez se muere. Está sentenciado. No tiene remedio; lleva meses desahuciado, y sólo falta poner sobre su lápida vital la fecha de su defunción. Duele escribir con la cólera entre los dedos y la impotencia en los labios, pero más duele ver como el jerezano de a pie mira para otro lado y saca su mirada conformista una vez más. Y como yo escribo en base a lo que siento, y de conformista ya me queda poco, junto palabras desde la rabia, la furia y la resignación que me trasmiten los ojos de esos amigos que en su día apostaron sus ahorros y sus sueños en levantar un negocio en el centro, … y ahora ven cómo el centro se va convirtiendo en un desolador cementerio. Y ya saben lo que uno encuentra cuando visita campo santo: recuerdos, nostalgias, humedades, … Quizás por eso las grandes firmas huyan despavoridas de sus enclaves estratégicos sin mirar atrás, antes de que sus clientes les paguen con coronas de flores. Quizás tenga que ver algo las chapuzas de a

Un eterno hombre COBARDE... y sus ETERNOS hombres bonitos

Cádiz, ven.. déjame que te tome de la cintura para dar un paseo por la orilla de tus susurros, y permíteme que dibuje sobre la caricia de cada ola la historia de un niño que se hizo grande entre cobardes y milagros . Prometo que no te entretendré mucho.. Sé que llevas unos días cosiéndole al atardecer sombras y ecos donde los suspiros pedirán perderse entre tipos y coloretes; sé que estas sacándole brillo a los zaguanes de las casapuertas para que las voces que hablan por ti contagien de vida a propios y a extraños; sé que te están dejando reluciente ese castillo de papelillos donde las ilusiones se maquillan con esperas y nervios;… pero yo necesito contarte la historia de uno de los tuyos. Así que, descálzate y ponte cómoda.. Se trata de uno de esos requiebros al que tú le distes la vida -un mes de febrero-, y que nació con el don de quererte y de llevarte entre sonrisillas por todos los confines del mundo. Se trata de uno de esos locos de atar que doremif