Ir al contenido principal

Para otro lado


Lo solemos hacer. Más de lo que deberíamos. Más de lo que nos convendría. Pero es algo que -sin darnos cuenta-, todos solemos hacer.

Algunos lo hacemos a diario. Hemos nacido con esa pieza defectuosa en nuestra piel y por mucho que nos pidan que la cambiemos, moriremos mirando para otro lado.  

Otros lo hacemos de vez en cuando. Lo hemos aprendido de verlo en casa, tal y como hacen nuestros mayores, nuestros iguales, y por no llevar la contraria, por no abrir la boca, por no señalarnos como bichos raros, tomamos el camino fácil y también miramos para otro lado.

Como ven, aquí no se libra ni el apuntador de esta columna.

Si no lo hacemos en una cosa, ya lo haremos en otra; si no ignoramos nuestro futuro, ya pisotearemos nuestro presente; si no nos callamos la boca ante el dolor, tampoco lo haremos cuando el dolor nos calle.

Somos gente que no nos comprometemos con nuestra sociedad, con nuestro barrio, con nuestros vecinos; somos gente que vivimos con las ventanas cerradas y las puertas encajadas, dando lecciones de vida a través de las redes sociales; somos gente que de todo sabemos – o eso creemos-,  y de todo entendemos, y así nos va.

Salen miles de inmigrantes cada día por la pequeña pantalla de nuestros televisores, saltando alambradas y jugándose lo único que tienen, ¡su vida!, y solemos mirar para otro lado.

Hipotecan nuestros sueños aquellos que deben de protegerlos, bien con rancias corbatas, bien con caducas premisas, y solemos mirar para otro lado.

Nos roban la juventud, nos quitan las ganas de seguir hacia delante, nos pintan un horizonte entre nubarrones a punto de descargar más sumisión, más servilismo, más acatamiento,… y solemos mirar para otro lado.

Y si no les gusta esto que les cuento, hagan lo mismo que voy a hacer yo: mirar para otro lado.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo me enamoré de ti..

           Permíteme que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre seduce una vez más a mis labios. Permíteme que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.   Permíteme que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan cuando tu voz le susurra a Cádiz que esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único universo. Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la esquina   de un pasodoble interminable, de esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se la da de artista.   Juan Carlos , cuando la vida se me tuerc

Se muere...

El centro de Jerez se muere. Está sentenciado. No tiene remedio; lleva meses desahuciado, y sólo falta poner sobre su lápida vital la fecha de su defunción. Duele escribir con la cólera entre los dedos y la impotencia en los labios, pero más duele ver como el jerezano de a pie mira para otro lado y saca su mirada conformista una vez más. Y como yo escribo en base a lo que siento, y de conformista ya me queda poco, junto palabras desde la rabia, la furia y la resignación que me trasmiten los ojos de esos amigos que en su día apostaron sus ahorros y sus sueños en levantar un negocio en el centro, … y ahora ven cómo el centro se va convirtiendo en un desolador cementerio. Y ya saben lo que uno encuentra cuando visita campo santo: recuerdos, nostalgias, humedades, … Quizás por eso las grandes firmas huyan despavoridas de sus enclaves estratégicos sin mirar atrás, antes de que sus clientes les paguen con coronas de flores. Quizás tenga que ver algo las chapuzas de a

Un eterno hombre COBARDE... y sus ETERNOS hombres bonitos

Cádiz, ven.. déjame que te tome de la cintura para dar un paseo por la orilla de tus susurros, y permíteme que dibuje sobre la caricia de cada ola la historia de un niño que se hizo grande entre cobardes y milagros . Prometo que no te entretendré mucho.. Sé que llevas unos días cosiéndole al atardecer sombras y ecos donde los suspiros pedirán perderse entre tipos y coloretes; sé que estas sacándole brillo a los zaguanes de las casapuertas para que las voces que hablan por ti contagien de vida a propios y a extraños; sé que te están dejando reluciente ese castillo de papelillos donde las ilusiones se maquillan con esperas y nervios;… pero yo necesito contarte la historia de uno de los tuyos. Así que, descálzate y ponte cómoda.. Se trata de uno de esos requiebros al que tú le distes la vida -un mes de febrero-, y que nació con el don de quererte y de llevarte entre sonrisillas por todos los confines del mundo. Se trata de uno de esos locos de atar que doremif