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Mostrando entradas de julio, 2015

Bajo el sol

             Que verdad más precisa es aquella que dice que el ser humano es esa especie que habita esta adorada tierra que no está conforme con nada de lo que tiene a su alcance, ya sea producto de su esfuerzo, ya sea por un golpe de suerte. Cuando somos presos del calor -como nos sucede en estos días-, añoramos los fríos del invierno,… y cuando lleguen esos fríos, extrañaremos estas noches de desvelos y paseítos con helado. Y una de estas personas que más a disgusto está con la situación que le está tocando vivir en estos amaneceres del mes de julio es una vecina de mi peculiar barriada, puesto que el trabajo que están llevando a cabo los obreros del carril bici a primera hora de la mañana la tienen… por así decirlo… algo disgustada. Ella no comprende cómo esas personas -que lo único que hacen es ganarse su pan con el sudor de su frente-, tienen que dar martillazos a las ocho de la mañana… hora a la que precisamente ella abre la puerta de su casa para recoger sus ago

Asquerosa prepotencia

Decía Miguel Delibes que “ para el que no entiende nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.” Y los políticos que moran tras las fronteras de mi ciudad viven acomodados a su forma de vivir de manera incomprensible. La reflexión de hoy viene tras ver el esperpento del último pleno municipal, donde los actores han intercambiado los papeles a representar,… aunque entre todos siguen representando la misma farsa de siempre. Malas caras, malas contestaciones, malos hábitos a la hora de gobernar; y sobre todo, mucha prepotencia,… demasiada prepotencia. Y en este punto incluyo a todos… absolutamente a todos, ya sean de derechas o de izquierdas, ya vivan alejados o en pleno centro: en este aspecto son todos exactamente iguales. Me gustaría decirles a mis gobernantes más cercanos que si se quieren despellejar vivos entre ellos, háganlo de puertas para adentro; por delante os quedan muchos meses de mandato p

Tardes de Tour

Con los primeros compases del mes de julio,  las retransmisiones del Tour de Francia piden permiso para colarse en el salón de casa para disfrute de los amantes de las dos ruedas, aun a sabiendas que de la mano de cientos de castillos y paisajes deslumbrantes se encuentra agazapada la peor de nuestras enemigas: la siesta. Sobre todo cuando las etapas son de más de doscientos kilómetros, en el perfil no hay ninguna cota de montaña y la llegada se va a producir al sprint. A veces me pongo a pensar si habrá un maridaje más perfecto que ver a esos hombres esquivando rotondas y caídas, mientras que uno está reposando la comida, con el siseo de un ventilador aliviando las calores, los pies descalzos besando el suelo,… y esperamos el momento oportuno para levantarnos y regalarnos a nosotros mismos un buen trozo de helado. No sé desde cuando me gusta este deporte que tiene en la ronda gala la mayor de las perfecciones organizativas y estéticas,… pero sé que por seguir la machad

Malditos miedos.

        El miedo es la respuesta natural del ser humano ante una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario; una sensación desagradable que atraviesa nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma. Y en estos días -viendo el panorama que nos rodea-, uno siente al miedo corretear a sus anchas por nuestras venas. Te asomas al exterior, y da miedo pensar que lo que está sucediendo en la cuna de la democracia en un par de semanas no estará sucediendo en nuestras calles. Pero es que miras hacia dentro, y ves a una clase política embadurnada en corrupciones, a una sociedad anestesiada, a unos convecinos barriendo para dentro,… y el miedo tiende a expandirse por nuestra piel.    Cada uno tiene en sus alforjas un listado de miedos que no nos dejan respirar este aire viciado que nos consume por las noches. Por ejemplo, yo tengo miedo a que una bandera ondee al viento cargada de ira, de repulsa, de miradas cargadas de odio,… dejando el