Decía
Miguel Delibes que “para el que no entiende nada, la política es una tentación
comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.”
Y
los políticos que moran tras las fronteras de mi ciudad viven acomodados a su forma
de vivir de manera incomprensible.
La
reflexión de hoy viene tras ver el esperpento del último pleno municipal, donde
los actores han intercambiado los papeles a representar,… aunque entre todos
siguen representando la misma farsa de siempre.
Malas
caras, malas contestaciones, malos hábitos a la hora de gobernar; y sobre todo,
mucha prepotencia,… demasiada prepotencia.
Y
en este punto incluyo a todos… absolutamente a todos, ya sean de derechas o de
izquierdas, ya vivan alejados o en pleno centro: en este aspecto son todos
exactamente iguales.
Me
gustaría decirles a mis gobernantes más cercanos que si se quieren despellejar vivos
entre ellos, háganlo de puertas para adentro; por delante os quedan muchos
meses de mandato para sacar a flote esta ciudad de la tristeza en la que nada,
y esa debería de ser vuestra principal preocupación.
Olvídense
de quitar la palabra, pisotearse o despreciar al que está sentado al lado; ajustando
cuentas pendientes las colas del INEM y la de CARITAS no van a descender de la
noche a la mañana.
Políticos
de mi ciudad: sean ustedes profesionales, gánense el sueldo y muérdanse la
lengua,… como cualquier trabajador ha tenido que hacer alguna que otra vez para
no perder su puesto de trabajo.
Y
la prepotencia con la que habláis, la facilidad con la que perdéis la memoria,
y las vendettas personales que entre risas vais tejiendo cada día… ir dejándola
a un lado.
El
pueblo quiere gobernantes que aprieten los dientes y luchen por los que estamos
aquí,… no que nos muerdan con humillaciones, descalificaciones y faltas de
respeto.
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