Entre los caminos que conforman mis días, las
piedras con las que he tropezado se dan la mano con las piedras que aún me
restan por esquivar.
Moratones,
cicatrices y lecciones dan prueba de lo que les hablo.
Pero
tengo la suerte bendita de no caminar sólo, sino que lo hago agarrando las huellas
de la mano de ella…
Si
ella supiera que mi destino está atado al suyo desde que nuestros labios
saborearon el mismo manto de estrellas.
Si
ella supiera que la condena de quererla la llevo tatuada sobre mi piel desde la
primera vez que la sentí danzar por los lunares de mi cintura.
Si
ella supiera que cada vez que me pierdo, es ella quien me encuentra; que cada
vez que me falta el aliento, es ella quien me lo presta; que cada vez que las
dudas me asaltan, en su mirada puedo encontrar todas las respuestas.
Si
ella supiera lo fácil que me resulta despertarme cada mañana aun sabiendo que
los renglones que nos quedan por enderezar están anclados a torceduras de
esperas; sé que estando ella cerca de mí, podremos conseguirlo.
Si
ella supiera que me gusta mirarla en silencio cuando se aleja de mí, que los
nervios cabalgan por mis venas cuando se acerca la hora de recogerla, que sin
ella nada tendría sentido… porque todo mi sentido es ella.
Si
ella supiera que con el trazo de su sonrisa se suscribe mi felicidad, que el
perfume de mis horas huele a la fragancia eterna de la primavera, que su sola
presencia es la banda sonora de mis atardeceres y de mis amaneceres.
Si
ella supiera que mi presente y mi futuro vienen abrigados por las letras de su
nombre,… y que cuando rebusco en mi pasado, ella guarda bajo llave los cerrojos
de todos mis secretos habidos y por haber.
Si
ella supiera…
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