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Mostrando entradas de octubre, 2015

Toda una vida...

Cada tarde buscaban un hueco para ir a remendar silencios por aquel entrañable sendero por donde se dijeron tantas cosas la primera vez que el amanecer les susurró aquello de buenos días.     Eran uno chiquillos por aquel entonces, y al traje de la adolescencia le quedaban aun algunas primaveras para abandonar el viejo armario de madera. En sus sueños de juventud, pintaron estrellas con olor a camisa recién planchada, se robaron besos que se quedaron a dormir sobre el borde de la almohada, y trazaron -una y otra vez-, el perfume de sus miradas para que la pasión no se derramara. Con las primeras canas se dieron cuenta de que ese amor no tendría fecha de caducidad,… y una tarde llegaron corriendo a casa para quitarle a los lápices la goma de borrar; los dos se pusieron de acuerdo en tachar los fallos y aprender de ellos antes de pasar página.      No había secreto alguno en esta historia que os cuento. Confiaron el uno en el otro… y con la eternidad como testigo

La pasarela azul

Cada vez que paso en coche por debajo de la pasarela peatonal azul del hospital, menos son los tornillos que le quedan a sus entrañas y más feo es el esqueleto que va quedando de ella.  Es lo que a uno le aguarda cuando se pasa por el taller de chapa y pintura con el objetivo de sanearse, reformarse y adecuarse a estos tiempos que corren. Supongo que la decisión que se tomó en su día formará parte de la nueva pátina de glamour que nuestros dirigentes le quieren dar a ciertas partes de nuestra ciudad; un ejemplo de ello puede ser el carril bici. Supongo que este pequeño paso de desmontarla y adecuarla a esa obra interminable de la Nacional-IV será una muestra más para que nuestra ciudad sea más moderna, turística y segura si cabe. Y supongo -si no éste que por aquí escribe lo sugiere-, que al menos la nueva pasarela tendrá un espacio libre para que los amigos, enemigos o amantes puedan gritar a los cuatros vientos los enlaces matrimoniales más inminentes que a lo lar

Azul y Blanca

Buceando por la página web del ayuntamiento de nuestra tierra, uno puede observar que en torno a la festividad del patrón -y en torno al puente que nos está brindando-, a lo largo de estos días se ha dispuesto una agenda cultural curiosa, amplia y variada. Los gestores de la calle Consistorio se han dado cuenta que es más fácil atraer de esta manera al público a nuestra ciudad que venderles el patronazgo de San Dionisio. Y léanme ustedes estas letras que por una vez, estoy de acuerdo con ellos.  Mercadillos de diversas índoles, festivales de automovilismo, actividades para los más pequeños; cata magistrales de vino, rutas turísticas para conocer nuestra historia, actuaciones de flamenco en diversos tabancos de la ciudad; exposiciones, conciertos de música medieval, desfiles de modelos;… Por tener, en la programación se ha incluido una nueva edición del Salón Manga y una Procesión Extraordinaria, maridaje casi perfecto en estos tiempos de fe que corren. Y es que nu

Merece la pena...

Me gusta observar en silencio el mundo que me rodea, y desde hace un tiempo a esta parte la mirada que el propio mundo me regala la encuentro triste y resignada; si pudiera romper a llorar, lo haría amargamente como desahogo a lo que el ser humano le está haciendo pasar últimamente. Porque algo estamos haciendo mal para con nuestros semejantes cuando no somos capaces de soportar los primeros cinco minutos de cualquier telediario. Corrupción, guerras, maltratos; robos, injusticias, desahucios; jóvenes sin futuro, políticos ineptos, hambre;…  Pero como aquel que diseñó el mundo fue el mismo que creó a la humanidad, éste supo guardar en algún rinconcito del horizonte un hueco para la solidaridad; y la otra tarde, paseando por la calle Sierpes, me tope de bruces con dicho hueco.  Mientras este junta-letras paseaba esquivando las sombras de los diversos indigentes por temor a que algo se me pegara, tres jóvenes -envolviendo sus ganas de ayudar a los demás en sonrisas y e