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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Tu mayor creación..

             Un año más la Sagrada Escritura del nacimiento del Hijo de Dios se ha cumplido; hace un par de días, en un portalito de Belén oscuro y llenito de telarañas, María daba luz al Salvador de la Humanidad .  Y lo hacía en una noche de Nochebuena , a pesar del empeño de unos cuantos en pisotear la esencia de esta fiesta del calendario.      A estas horas, me imagino que San José ya habrá arreglado las ventanas para que el relente de la tarde no siga haciendo de las suyas y la Virgen María -ya recuperada del parto-, de seguro que andará guardando silencios de dolor por las esquinas del horizonte. En breve, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente seguirán el camino de una estrella para postrarse ante un pesebre de madera y presentar oro, incienso y mirra como regalos con los que la humanidad da la bienvenida al Rey de Reyes , pero querido Jesús , tú no te fíes… No te fíes de esta costilla podrida esculpida a tu imagen y semejanza,… pues con el tiempo se ha

Romance a la Esperanza

En una esquina de mi alma anclada por los recuerdos entre cortinas azules y mil tiestos de por medio se alza en silencio la reina de los fríos del invierno la de la dulzura eterna la del susurro del viento la que quita sinsabores al trébol de los aciertos la que arropa las promesas con costuras de remedios la que de noche camina por la orilla de los sueños la que sirve de inspiración al preso de los acentos la que da los buenos días al más loco de los cuerdos la que provoca locuras que se reflejan en versos.     Ella siempre se encuentra ahí con el pecho descubierto las lágrimas ensartadas los ojos zanjando entuertos dispuesta a escuchar palabras que atraviesan los desiertos los arroyos, las montañas los barrancos y los puertos… y que al sentir su mirada sosiegan todos los rezos. Ella siempre se encuentra ahí recogiendo desalientos los que voy catalogando por los pasillos del tiempo los que consumen mis

Salgan a buscarla...

              Hacía algunas décadas que sus huellas no pisaban nuestra tierra cuando la hoja del mes de diciembre comienza a despedirse de la alcayata de la pared. De vez en cuando el destino traza renglones no solo torcidos, sino difíciles de entender.  Así que bajo otros atardeceres, formó una familia, adoptó otra bandera y dejó que las lágrimas se confundieran bajo el acento de otro idioma.  Pero una mañana, masticando nostalgias cerca de la línea del horizonte y recordando cómo suena un compás de repelucos, hizo una maleta de abrazos y añoranzas para volar hasta esta ciudad sin fronteras que jamás quiso borrar de sus pensamientos.  Pero al llegar aquí, vio que aquel sitio donde sus dientes echaron a correr y sus primeros besos fueron robados al aire estaba muy cambiado, muy distinto, muy raro.  Al perderse por las calles del centro, comenzó a sentirse como un forastero al que sólo le faltara un mapa y dos parchetones de color rojo en la cara para no perder el norte de

Guiños del cielo

Cada uno de nosotros guarda en los dobladillos del día a día unos cuantos guiños que nos hacen enfrentarnos a la vida como una gran aventura que merece la pena vivir.   Son de esos guiños que el cielo de vez en cuando nos regala.   Llegaron un buen día hasta nosotros para cumplir con la letra pequeña del destino,… o bien fue nuestro destino quien nos los puso a la verita de nuestras huellas para ir de la mano deshojando hojas del calendario. Pasado un tiempo, esta cuestión carecerá de importancia. Porque son de ese tipo de guiños que siempre están ahí, bien a través de un mensaje, bien a través de un comentario, o bien a través de un saludo envuelto en sonrisas envueltas en alegrías. Son guiños que se acercan hasta nuestras cinturas con la mirada limpia, con el colmillo sin envolver en envidias, con la intención de no pedirnos nada a cambio,… Son guiños que no te despellejan por la espalda, que no te hacen el vacío, que no te utilizan para acrecentar sus ego