La
vida tiene una forma curiosa de decirnos las cosas. A su manera, ella deja que
vayas escribiendo el día a día de tu historia hasta que una tarde te toma del brazo
y sin decirte nada zarandea todas las costuras de tu piel.
Tras este abrazo de
realidad, en ti está el levantarte o el seguir con los pies hundidos en cenizas.
Ella solo hace que te
detengas en el camino, que te sientes a respirar en un banco y que abras los
ojos a lo que realmente importa, acorralándote a preguntas y dudas.
Así es la vida, la
única que te puede ofrecer la posibilidad de seguir viviendo…
Todos hemos fracasado
alguna vez. A todos nos han roto por dentro las ilusiones y las miradas. Todos
echamos de menos voces y silencios, pero seguimos vivos, seguimos respirando,
seguimos caminando… y esto es gracias al antojo de la vida.
¿Quién no ha tropezado
con alguna piedra?
¿Quién no se maldice
por haber besado labios envenenados?
¿Quién no tiene cuentas
pendientes con el destino?
Pero hay que sacudirse
el polvo de la batalla después de cada batalla y agarrarse a aquello que nos quede
por vivir como si mañana no hubiera mañana.
Por eso el sol vuelve a
brillar en cada amanecer, nuevas nubes pintan los mismos cielos y nuevas manos
te ayudan sin buscar nada a cambio a que sigas en pie, ahogando los miedos cuando
no te crees ni la mitad de las cosas que a media voz te susurra al oído.
Por eso siempre hay un
sueño que perseguir, un viaje pendiente por hacer, una locura a la que darle
forma con la banda sonora de las risas como telón de fondo.
Por eso siempre hay un
brindis que elevar al cielo, una sevillana que bailar en la próxima feria, un
nombre que guardar en algún rincón del alma y que al recordarlo te hará sentirte
menos solo.
No importa la edad que
tengas. Ni las cicatrices. Ni el qué dirán.
Cuanto más tiempo pases
sin vivir, antes se te habrá escapado la vida, y luego vendrán los lamentos, las
lágrimas, las culpas... y nada podrás hacer. Y nada podremos hacer.
Tatúate esta frase en
el alma y léetela cada vez que pestañees... “no hay nada mejor que estar vivo
para seguir viviendo…”
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