Fue un suspiro..
Contenido, silencioso,
amargo.
Un instante..
Esquinado, rebelde,
callado.
De Ti brotaban mis
heridas; mis heridas se perdían por tus costados.
Y quise aguantarme el
llanto, y el llanto calaba por los brazos, las muñecas, las arrugas de mis manos;
manos que querían prenderse a Ti como lo hace el aire a los años.
Fue un sólo momento..
Ese en el que los dos
nos encontramos; yo llegaba con la pena descalza y Tú estabas anclado a la cruz
de mis pecados.
Y al verte, me quedé
cosido a Ti, tal y como le sucede a la primavera con los ocasos; o a la llama
de los cirios con los primeros arrumacos; o al desgaste de los besos de dos amantes
desesperados... que dan su vida por consumirse en los labios del amado.
Fue un pellizco en el
alma..
Fue un renglón
equivocado..
Fue la certeza absoluta
de que no estaba equivocado...
Y desde aquella tarde
de verano, ando y desando los pasos, a sabiendas de que en las esquinas, Tú me
estarás esperando, para susurrarme al oído lo que tantas veces añoramos.
Quizás fuera la visión
que tuve al ver tu pie, escarnecido, aplastado, envuelto en la llaga de un
bienaventurado clavo al que envidio por convivir eternamente a tu lado.
Quizás fuera la
inclinación de tu cabeza, asumiendo tu destino, tu testamento quebrado; o
quizás fuera lo que tus hermanos me contaron de Ti, surcando por sus miradas la
pasión de enamorado.
Fue tu nombre, Buena
Muerte..
Escrito sobre la sal de
mis pedazos, tiznando las sombras de mis dudas cuando la noche se ríe de mis
desmayos.
Fue la luz que te
envolvía..
Esa que vive en Ti, que
nace de Ti, que llega de Ti.
Fue tu recuerdo..
Imborrable, añorado; el
que escribo, el que leo, el que grito por los callejones del miedo cuando la
soledad me destapa las sábanas de mis pecados.
Fue la lágrima que
provocaste..
Cuando me marché de tu
lado; lágrima que sabía a vida, y a dolor traspasado, con un puñal de
sufrimientos sobre el manto de mis flechazos.
Fuiste Tú, amargo
viernes enlutado..
La cadencia de la tarde
y el mar como testigo varado.
¿Qué más puedo decirte
-lirio de muerte truncado-, si solamente fuiste Tú quién desató con tu misterio
lo que el tiempo anda atando?
Dedicado al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de Cádiz.
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