Sigue latiendo, por favor. Te pido que sigas
latiendo. Aunque estés a cientos de kilómetros de mí, de tu tierra, de tus cielos.
Tienes que seguir latiendo.
Hace
unos días leí la reflexión que escribiste ahora que eres casi un cuarentón, y
me vas a permitir que mis palabras te contesten.
Estás
equivocado amigo, pero muy equivocado al sentir que tu vida es un fracaso, porque
la vida es para los valientes, para los que lloran en público, para los que se lamen
las cicatrices con una sonrisa como la tuya.
Me
duele que pienses que nos has fallado cuando lo único que has hecho es apostar
por ti cuando nadie lo hacía, enfundado en un chándal y haciéndote mayor justo
ahora que la barba comienza a sentarte bien.
La
vida es un camino que hay que recorrer con la mirada limpia, la mochila a medio
cerrar y un monopatín como única arma de defensa y libertad.
La
vida es caerse, y es levantarse. Es sacudirse el polvo de las rodillas. Es sentir
la soledad de un amor no correspondido. Es entender el silencio cuando éste
brama en la noche.
La
vida es un regalo Raúl. Lleno de injusticias, de mafiosos, de corruptos,… de
gente que con menos que nosotros albergan más, pero amigo,.. es la vida.
Y
tu vida es un ejemplo y un regalo para tu familia, para tus amigos, para esos
que tuvieron la suerte de llamarte míster.
Si
yo tuviera que amortizar el tiempo en una charla sin reloj, tú estarías en
ella.
Si
yo tuviera que confiarle un secreto a alguien, ten por en cuenta que sería a
ti.
Si
yo tuviera las agallas de dejarlo todo como tú lo hiciste, créeme que tus huellas
serían las que buscaría para seguir caminando.
Y
recuerda esto el día de tu próximo cumpleaños.. toda gran victoria conlleva un
gran sacrificio.
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